Por Aurelio Contreras Moreno
La marcha de la comunidad universitaria del pasado 10 de marzo fue sin lugar a dudas un acontecimiento histórico para el estado de Veracruz.
Que se recuerde, nunca antes las máximas autoridades de la Universidad Veracruzana habían encabezado una marcha multitudinaria de protesta contra el gobierno estatal. Ni en su etapa de autonomía y mucho menos antes de ésta, cuando el rector era nombrado directamente por el gobernador en turno.
A pesar de los amagos de violencia del día previo, es de destacar el ambiente de tranquilidad que se vivió durante la marcha en los diferentes puntos del estado en los que se llevó a cabo, de norte a sur de la entidad. La civilidad de los universitarios y el llamado al orden que desde el Gobierno Federal le hicieron al estatal hicieron posible que aproximadamente 50 mil personas en todo el estado salieran a las calles sin que se presentaran incidentes que lamentar.
Pero una vez pasada la euforia que un movimiento público de estas características despierta, vale la pena preguntarse: y después de la marcha, ¿qué sigue para la Universidad Veracruzana?
Porque el único efecto palpable que ha tenido hasta el momento la megaconcentración universitaria fue el depósito de 40 millones de pesos en las arcas de la UV por parte del Gobierno del Estado, que contra los más de dos mil millones de pesos que le adeuda, es equivalente a prácticamente nada.
A pesar de ello, el gobierno de Javier Duarte de Ochoa presumió el hecho como si ya le hubiera saldado la cuenta a la Universidad: “Duarte cumple y paga a la UV”, rezaban los correos electrónicos masivos enviados desde alguna oscura oficina “alterna” de comunicación para destacar que después de quién sabe cuánto tiempo, la Secretaría de Finanzas y Planeación había realizado el primer depósito de 40 millones “por concepto del pago de adeudos reconocidos por esta institución con la Máxima Casa de Estudios de la entidad”.
Incluso, en su comunicado, la Secretaría de Finanzas y Planeación “precisa” que “estos recursos son independientes de los subsidios que el Gobierno del Estado ha transferido a la UV; tan sólo en lo que va del año, por este concepto se han depositado 190 millones de pesos”.
La rectora de la Universidad Veracruzana, Sara Ladrón de Guevara, dice que eso no es verdad. Que este año el gobierno estatal no ha depositado “un solo peso” del subsidio establecido en el Presupuesto de Egresos del Estado para 2016. E incluso, que los 40 millones que transfirió Finanzas la semana pasada corresponden a los recursos federales que la administración estatal recibió pero no entregó a la UV, y que en total suman 412 millones de pesos, considerando el último depósito.
Para “echarle sal a la herida”, la rectora dio a conocer que producto del incumplimiento del gobierno estatal, todos los trabajadores de la Universidad Veracruzana son morosos en el pago de sus impuestos a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, pues la administración de Javier Duarte no ha reportado mil millones de pesos por concepto de impuesto sobre la renta. “Un día se compromete (el gobernador Duarte) y otro se desdice”, señaló Sara Ladrón.
El caso es que la situación entre la Universidad Veracruzana y el gobierno de Javier Duarte de Ochoa está prácticamente en el mismo punto de antes de la marcha, con un agravante: los gatilleros cibernéticos del gobernador comenzaron a atacar a la rectora como acostumbran, con correos masivos injuriándola. Porque creen que eso es “negociar” y “hacer política”. Muy pronto todo eso se les revertirá.
Mientras tanto, el tiempo se le acaba a la rectora y a la Universidad. Una vez que inicien las campañas, la atención estará puesta en otro lado. Si no obligan al gobierno a pagar ahora, difícilmente lo hará después.
Necesitan ir más allá de la marcha.
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