* Es importante la fuerza que los medios den a la idea de una candidatura indígena, a efecto de que los políticos que hoy nos gobiernan recapaciten en los crímenes que cometen, y los mexicanos exijan un cambio que evite a los Duarte, a los Padrés, los Borge y demás ralea; un cambio que conjure la inseguridad que sólo favorece la justicia por mano propia; refuerza toda respuesta legal e ideológica al muro y a las deportaciones
Gregorio Ortega Molina
Entorpecida la capacidad de análisis y la consecuente reflexión, debido al avasallamiento informativo del “trumpismo” radical, olvidamos que en este país somos poseedores de la sabiduría y los conocimientos necesarios para responder al cesarismo ignorante, a la soberbia del racismo estúpido.
Ante el asombro y el enmudecimiento cómplice de nuestros políticos y sus bien pagados grupos de asesores, a todas luces incapaces, el EZLN anunció que para 2018 propondrá la candidatura a la Presidencia de la República de una mujer indígena. Sólo Juan Villoro fue capaz de ofrecernos, a sus lectores, una interpretación lógica y esperanzadora del significado de esa propuesta, hoy más que nunca necesaria, después del resultado electoral en Estados Unidos.
Ante el peligroso intento de imponer un Imperio en la persona de Maximiliano de Habsburgo, sólo la idea de patria y la fuerza de carácter de Benito Juárez y los integrantes de su gabinete, mantuvieron la unidad de la nación, el sentido de pertenencia y la identidad nacional. El intento extranjerizante culminó en el Cerro de la Campana.
Obviamente lo que propone la Comandancia del EZLN no es la reedición de El carruaje ni la presidencia trashumante, porque saben que no juegan para ganar, sino para hacer un esfuerzo mediático que favorezca o propicie en los mexicanos la recuperación de esos valores civiles, cívicos, éticos y morales que permitirán sortear las consecuencias de la globalización, primero, y los daños anunciados por Donald Trump para sus primeros cien días de gobierno, como los enumeró Héctor Aguilar Camín en sus textos del 14. 15 y 16 de noviembre.
Si efectivamente el EZLN cumple su oferta, ese lanzamiento permitirá discernir de qué están hechos los dueños de los medios y los reconocidos analistas y críticos de esos vehículos de información, pues muchos de ellos están más acostumbrados a recibir óbolos, que ideas.
Es cierto que la civilización no debe involucionar, pero es incuestionable que tanto la globalización y sus “valores” esencialmente económicos, como lo manifiesta la llegada de Donald Trump al poder, significan un retroceso en el humanismo que nos caracteriza, de allí que resulte importante la fuerza que los medios den a la idea de una candidatura indígena, a efecto de que los políticos que hoy nos gobiernan recapaciten en los crímenes que cometen, y los mexicanos exijan un cambio que evite a los Duarte, a los Padrés, los Borge y demás ralea; un cambio que conjure la inseguridad que sólo favorece la justicia por mano propia.
La candidatura indígena refuerza toda respuesta legal e ideológica al muro y a las deportaciones.