Claudia Rodríguez
Cuando se pierde el piso y se olvida el objetivo de los esfuerzos en un encargo de la más alta responsabilidad en la Administración Pública Federal y sólo se defiende a ultranza el desempeño del jefe, es fácil caer en escenarios irreales y declaraciones más que inverosímiles, insultantes.
Así lo dejó claro en el 2011, el entonces secretario de Hacienda, Ernesto Cordero Arroyo, al asegurar que la recuperación en la economía mexicana había llegado a los bolsillos de las familias, pese a que nuestra percepción al respecto era peor y que somos siempre exigentes frente a las cifras que presenta la autoridad.
Cordero Arroyo pasó a la historia de las declaraciones insultantes, al decir en su papel de secretario de Hacienda en la Administración de Felipe Calderón, que existían familias mexicanas que con ingresos de sólo seis mil pesos al mes, para entonces contaban con crédito para una vivienda, crédito para un coche, tiempo de mandar a sus hijos a una escuela privada y además pagaban colegiaturas’, por lo que abogaba en la necesidad de mantener la estabilidad de precios en el país; lo cual por cierto, era desde entonces inalcanzable para millones de familias mexicanas que se batían y lo siguen haciendo, ya no en terminar la quincena o la semana con los recursos de aporte familiar, sino al menos el día.
Ayer, se sumó otro funcionario a las memorias infames y contra el pueblo mexicano, al declarar que los pobres no comen gasolina, sino tortilla, pollo, leche y pan.
Con esto toma su puesto de la infama, el secretario de Economía, Idelfonso Guajardo al declarar lo anterior, durante su comparecencia ante el Pleno del Senado de la República, al citar y comparar el alza de precios de diversos productos durante los sexenios de los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón, con los que se presentaron en la actual Administración, y hasta dio “el beneficio de la duda” al desempeño del futuro Gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Citar la pobreza, nunca ha sido partida de un buen ejemplo o explicación entre quienes ven a los pobres como meras cifras y creen que conocen algo de esas realidades en millones, cuando sólo las ven con desdén en el papel, mientras desayunan, comen, cenan en medio de lujo extremo y a costa del erario público.
Si a alguien afecta el aumento de los combustibles, lo sabe el señor Guajardo, es a los más desposeídos porque los productos, absolutamente todos se encarecen; qué decir del transporte y otros artículos necesarios más allá de los alimentos.
Fallida Administración, fallidos funcionarios, fallidas declaraciones. Todo en conjunto y sin discordar, faltaba más.
Acta Divina… “El pollo, en la Administración del presidente Calderón subió 58%, en lo que va del sexenio sólo ha subido 19.9% de acuerdo al INEGI; la tortilla, en el sexenio anterior subió 66.2%, en este sexenio subió a 17%. Así nos la podemos seguir. En el caso del huevo, en el sexenio anterior, claro, por la gripe aviar, dobló el precio, de acuerdo como lo recibimos el 1 de diciembre lo estamos entregando exactamente en el nivel que lo recibimos después de seis años. En fin, aquí hay que medir, los pobres no comen gasolina, comen tortilla, leche y huevo”: Idelfonso Guajardo, secretario de Economía.
Para advertir… Vergüenza debería darles a los funcionarios de cualquier Administración presente y pasada, hablar de la situación de la pobreza en el país, cuando no han hecho más que aumentarla y servirse de ella para sus fines políticos-electorales.
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