Eduardo Sadot
Las Fuerzas Armadas Mexicanas durante un Siglo, fueron garantes de la democracia y de la alternancia de los Partidos en el gobierno de México, las encuestas de hace cinco años todavía colocaban al ejército en un lugar privilegiado en el corazón de los mexicanos, no obstante el triste periodo del 68, la población entendió que fue usado por los gobiernos civiles, durante muchos años también en otros países los ejércitos fueron el brazo armado de las dictaduras, así, a mediados del siglo pasado en Latinoamérica la mayoría de los países fueron gobernados por la bota militar, menos México, la razón, muy sencilla, nuestros cadetes se formaron en le H Colegio Militar, en la H Escuela Naval Militar, y en el H Colegio del Aire, ninguno de ellos como la Academia Militar de Venezuela no como la Escuela Militar del Libertador Bernardo O’Higgins, más conocida como Escuela Militar de Chile, donde los alumnos como regla, debían pagar fianzas superiores a los cien mil dólares lo que los hizo elitistas. Mientras en México mil pesos mexicanos, eso los hizo ser Fuerzas Armadas Populares, del pueblo sí, pero del verdadero pueblo no el que es usado por los discursos populistas para engañar a los que se lo creen.
La mística de servicio y lealtad a la patria se mantuvo inquebrantable porque, los altos mandos estuvieron ajenos a los oropeles de los negocios y el poder.
Al grito de “mío o de nadie” con ese dejo de resentimiento evidente y arraigado en el alma del gobierno, con la filosofía de “después de mí el diluvio” las fuerzas armadas han mudado su velo de lealtad y honorabilidad por el servilismo a ultranza, silencioso, sin chistar, sin defender con gallardía y honor su prestigio, su dignidad a los ojos de la Patria y de la historia. Dónde quedaron esos recios militares que fueron capaces de asumir sus responsabilidades y sin ser arrogantes ni irrespetuosos, con argumentos hacían valer sus razones frente a los gobernantes en cualquier lugar del país.
¿Cuándo iban a aceptar? que se les impusiera “por una orden” y a conveniencia del gobernante en turno, que les dictaran “por capricho” cuando algo era seguridad nacional sin que repararan y señalaran cuando no es seguridad nacional, aunque así conviniera al gobernante en turno. Esos Señores surgidos de la cultura castrense, jamás lo habrían permitido, es más, antes, nunca lo permitieron, los mismos presidentes de México les temían y les respetaban, había respeto de ambos lados y, las instituciones y la Patria eran el faro que iluminaba su actuación.
Tengo muy presente a un General en una reunión del Comité de Protección Civil en el Estado de Quintana Roo, frente a un Secretario de Gobierno arrogante e ignorante, con respeto, pero con mayor firmeza, en la exposición de argumentos que hacía el General, el secretario de gobierno quiso quitarle la palabra y el general con firmeza le dijo “estoy hablando, déjeme terminar” ante el asombro de los asistentes, señalando con precisión y firmeza sus argumentos y razones. Su nombre: General Sergio Aponte Políto, un héroe vivo y ejemplo patriota. Y el secretario, no merece ni mencionarlo hoy es senador llegó por MORENA y se brincó a MC, engatusando a Dante.
Los militares sabían que respetaban al poder Civil pero cuando este se equivocaba, lo señalaban sin tibiezas ni temores. Hoy, creen que los tienen cooptados y comprados, pero no a todos, aún hay egresados de esas escuelas que saben decir no y que pueden decir no hasta a sus comandantes, el daño infringido a las fuerzas armadas, desde que jugaron con ellos privilegiando a la Guardia Nacional sobre ellos, con presupuesto y consideraciones.
Pretendieron granjearse su respeto, con empresas, después de denigrarlos y pedirles que dieran abrazos en lugar de hacer su tarea, porque ya no eran el brazo armado institucional, ese espacio lo transfirieron desde el gobierno a la delincuencia organizada, sin que los uniformados dijeran nada, ah pero no se confíen, porque las fuerzas armadas no son solamente el alto mando, la mayoría no son el alto mando, las tropas están ofendidas, vituperadas, denigradas y divididas, eso es lo más peligroso el daño quizá sea irreversible, cuando surja un líder uniformado hasta presidente para bien o para mal.
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