• El 2013 ya se cebó
• Urge inversión pública
Ben Bernanke, presidente del banco de la Reserva Federal de Estados Unidos, lo único que logró este miércoles con su anuncio de que los estímulos monetarios a los mercados concluirían en el 2014, si la economía da señales de vida, fue mayor confusión y miedo, lo que para la economía mexicana se traduce en mayor incertidumbre de cuál será el piso de su caída. Por lo pronto, el mercado mexicano de riesgo cayó y el peso siguió depreciándose.
La esperanza es que no nos vuelva a dar pulmonía, porque y le echemos la culpa al pleito cerrado que traen los hawks, duros y contraccionistas, y los doves, suaves y expansionistas, en el ring de los lobbies de Washington.
Por lo pronto, las percepciones mexicanas huelen a desaliento, pues a la decisión tomada por la Secretaría de Hacienda, que dirige el doctor Videgaray Caso, de bajar su expectativa de crecimiento de 3.5 a 3.1 debido a la “desaceleración” económica del primer trimestre, se sumaron las tasas negativas de las exportaciones no petroleras, las importaciones, la producción industrial y las ventas de los grandes almacenes registradas en abril.
Y, como lo advierten los indicadores del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas, el segundo trimestre (abril-junio) habría sido, en el mejor de los casos, parecido al primero, pero lo más probable es que haya sido todavía más flaco. Por ello, aún con una recuperación pronunciada en la segunda mitad del año, sería muy difícil lograr una tasa de crecimiento superior a 3% al 31 de diciembre.
Los sondeos realizados por el Comité Nacional de Estudios Económicos del instituto revelaron una revisión a la baja en el crecimiento de la economía de 2013 a 3 por ciento, del 3.3 que habían calculado en mayo.
Sin embargo, la fecha de entrega de la encuesta fue justo unos días antes a la divulgación del dato de la producción industrial de abril, que resultó mucho más negativo de lo esperado. Esto podría significar que será muy probable esperar más revisiones a la baja en el siguiente mes y que pronto la encuesta mostrará que el consenso espera una tasa de crecimiento de Producto Interno mexicano menor a 3%
El factor principal detrás de esta desaceleración es la debilidad de la demanda externa, que se refleja en una tendencia lateral de las exportaciones no petroleras desde mediados del año pasado. Sin este motor de crecimiento, advierten ejecutivos de finanzas, la economía interna ha perdido fuerza y poco a poco muestra menos crecimiento.
También la industria de la construcción ha contribuido al debilitamiento de la economía, pues cambios en las leyes y regulaciones de vivienda, desde mediados del año pasado, tienen a muchos constructores parados. Y si a todo esto le agregamos el subejercicio del gasto público, el resultado es una economía estancada, sin dinamismo alguno.
Mientras tanto, el gobierno de Peña Nieto ni suda ni se acongoja y no da indicios de empezar a tomar acciones para reactivar la marcha del motor de la economía, lo que daría certidumbre a los agentes económicos, particularmente la industria de la construcción de vivienda y los exportadores. El aparato productivo lleva siete meses parado, sin contar el prolongado periodo de campañas político electorales del año pasado. El gasto público continúa amarrado a la demagogia populista del combate a la pobreza y al hambre.
Ante ello es muy justa la demanda de los sectores empresariales de que el gobierno active ya la inversión pública, pues de lo contrario el crecimiento económico resultará todavía menor a lo observado al comienzo del sexenio del hombrecito azul.
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