• Que no comerciarán con el sufragio
• Salvada, Rosario Robles Berlanga
La resucitación del Pacto por México, el primer éxito visible de Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación con amplísimas facultades para manejar los cuerpos de seguridad y las relaciones políticas del gobierno de Peña Nieto.
Se movió muy bien el hidalguense para negociar con Gustavo Madero, presidente del Partido Acción Nacional, que estaba renuente a retornar al Consejo Rector del Pacto alegando que los programas sociales estaban siendo utilizados marrulleramente por el PRI para comprar los votos de los ciudadanos más vulnerables, particularmente en el estado de Veracruz, con el aval de Rosario Robles Berlanga, la perredista devenida en priísta, operadora de los programas sociales desde la Secretaría de Desarrollo Social.
Con Jesús Zambrano, del PRD, no había mucho de qué negociar, ya que el partido fundado por Cuauhtémoc Cárdenas no está en condiciones de hacerlo por la debilidad en que lo puso Andrés Manuel López Obrador al irse a intentar la consolidación de su partido, el Morena. El PRD se ha vuelto un ente inercial y es de los que operan con aquella frase que dice: A dónde va Vicente… A donde va la gente.
Pues hay que reconocerle al ex gobernador de Hidalgo el logro. Ayer martes, exactamente a las 13 horas, en un escenario emblemático como lo es el Salón de la Tesorería de Palacio Nacional, los presidentes de PAN, Madero; del PRI, César Camacho, y del PRD, Jesús Zambrano, junto con el presidente Peña Nieto firmaron un añadido al documento.
Un adendum, latinajo empleado en el lenguaje de los litigantes, por medio del cual los miembros del Consejo Rector del Pacto por México dan a conocer compromisos electorales y la creación de una Comisión Plural Nacional para darle seguimiento a las 14 elecciones estatales que se celebrarán el venidero 7 de julio, y prohibir a funcionarios publicitarse y utilizar recursos públicos en los comicios. Se comprometen también a adelantar la discusión de la reforma política y crean una cosa llamada Sistema Nacional de Programas Sociales, para combatir la pobreza. No para comprar votos.
Y lo que exigía la oposición, concretamente el PAN: ya fue cesado el secretario de Finanzas de Veracruz, Salvador Manzur Díaz, y el delegado de Sedesol, Ranulfo Márquez, y se están llamando a declarar a un conjunto de funcionarios o ex funcionarios del gobierno veracruzano involucrados en el presunto negocio de los votos por ayudas en especie, y los pactistas se proponen, dentro del agregado firmado hoy, un conjunto de requisitos que deben cubrir quienes atiendan los programas de carácter social, de tal manera que quien no los cumpla, deberá ser destituido.
Asimismo, informó que se “plantea que 45 días antes de las elecciones ya no podrán distribuirse ni publicitarse nada que tenga que ver con recursos destinados a programas sociales”.
Así, todo el mundo feliz y contento. El Pacto por México fue el primer gran éxito político del presidente Peña Nieto, casi en el momento en que juró como jefe del poder ejecutivo allá en los inicios del pasado diciembre. Lo presumió en todo el mundo. Eso de lograr la anuencia de la izquierda y la derecha no tenía parangón alguno en el entramado de las relaciones en la clase política mexicana. No era posible que se dejara fracasar. Había que mantenerlo vivo. Fue el antecedente de la rimbombante Cruzada Nacional contra el Hambre.
Y fue obra del mánager de Gobernación. Otra vez se escucha el concierto con músicos afinados. Habrá que esperar que los comerciantes del voto no se pasen por el arco del triunfo el compromiso de no comprar conciencias y libertades a favor de sus candidatos que contenderán en la jornada del 7 de julio.
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