• El objetivo es que la “gente” viva una vida mejor
• Pero necesitamos miles de millones de dólares
Al momento de redactar esta columna – 18:00 horas – estaba reuniéndose, En un hotel de lujo frente a la Alameda Central de ciudad de México, el Consejo Rector del Pacto por México con las cúpulas empresariales, encabezadas por el dueño oaxaqueño, Gerardo Gutiérrez Candiani, mandamás del Consejo Coordinador Empresarial para tratar los compromisos pactistas en el tema de la economía, las finanzas y el fisco.
Era obvio que los temas a tratar eran los de la agenda del Pacto: la reforma financiera y bancaria y la hacendaria, de los cuales – más de la financiera – han hablado con supina profusión tanto el presidente Enrique Peña Nieto como su secretario Luis Videgaray Caso. La más reciente disertación sobre el asunto la dio este martes el secretario de Hacienda ante los consejeros regionales de BBVA-Bancomer.
El axioma, convertido en lema de batalla Peña Nieto es “más crédito y más barato” para activar a las micro, pequeñas y medianas empresas, que son las que crean el 90 por ciento de los empleos existentes en el mercado laboral. Pero la reunión de esta tarde no estaba por demás, ciertamente.
Sin embargo, las cosas en el establecimiento mexicano no están nada fáciles. Este año, el gobierno tendrá que apechugar, los empresarios medianos, pequeños y micro tendrán que apechugar, y lo más sensible, los trabajadores tendrán que apechugar porque la economía no sólo no crecerá sino que terminará el ciclo fiscal con pérdidas.
La economía sufrirá el impacto de las debilidades de la economía alicaída de los Estados Unidos. La recuperación de la poderosa economía gringa no ocurrirá en el corto plazo, aunque los expertos esperan que las reformas emprendidas por Peña Nieto le den nuevo impulso a la planta productiva nacional en 2014, como lo previene la Organización de Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE).
La economía mexicana experimentó un rápido “florecimiento” en 2012, pero algunos efectos atrasados de la reciente debilidad de la economía estadounidense se resintieron en el primer trimestre de 2013. El Producto Interno Bruto (PIB), que creció 3.9% en 2012, se desacelerará a 3.4% en 2013 Los brujos de la OCDE afirman que repuntará a 3.7% en 2014. O sea que no llegará a lo crecido en 2012. Ojo: La previsión de la OCDE para 2013 es más optimista que la del propio gobierno mexicano, que la recortó este mes de 3.5% a 3.1%.
Un crecimiento del 4 por ciento anual, que no será conseguido tan fácilmente, no resuelve lo que busca resolver Peña Nieto: Empleos y que la gente tenga billetes en la cartera. Una economía que no sólo no satisface la demanda de empleos, que en México es históricamente de 1.250,000 al año, sino que expulsa a la gente y la manda a la calle y sin calzones, es una economía fallida. Tendría que crecer al 6%, como lo venía haciendo los últimos gobiernos priístas de la época de la “corrupción y la impunidad”.
Ya lo dijo Carlos Slim, que no habla si no tiene los pelos de la mula en las manos. Para que México logre un crecimiento de 5% (no del 6, que sería lo mínimo requerido), el gobierno federal tendría que invertir 300,000.000,000 de dólares (mdd) en los próximos años, y captar unos 40.000.000,000 adicionales en capitales del extranjero. ¡Santo Señor de Chalma! Y de dónde…
Y de ribete, como lo sostiene Raúl Gutiérrez Muguerza, presidente del Instituto para el Desarrollo Industrial y Crecimiento Económico (IDIC), llegamos al límite de nuestro proceso de desindustrialización, sin haber alcanzado siquiera a ser una nación plenamente industrializada. ¡Chanfle! Como dijera El Chapulín Colorado.
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