El súper Tuesday, 6 de noviembre, día de elecciones a la presidencia está a la vuelta de la esquina. La elección mas reñida de la historia, gane quien gane, acentuará más la polarización de la sociedad por el simple hecho del color de piel del actual presidente, no por su propuesta de nación.
Las encuestas muestran un empate técnico, el cual, pronto conoceremos el desenlace.
Sería una lástima para el país, que el republicano Mitt Romney gane.
Enfrentar, cuando menos, a un año de sin quehacer socioeconómico es inaceptable, la razonable curva de aprendizaje, sumada a la nueva conformación del Congreso dilatará cualquier reforma, incluyendo la desaparición del Obamacare, el sistema de salud que ha beneficiado a mas ciudadanos como nunca en la historia.
Internacionalmente los Estados Unidos replantarían una política belicosa al estilo Bush, Latinoamérica en peligro de ser “reconquistada” con tratados comerciales a favor del coloso del norte, y, en fin el retroceso a la doctrina Monroe.
Los electores están claros con el socialismo demócrata de Obama, no les intimida hablar de el, por el contrario, lo consideran una nueva manera de gobierno, lo comparan con los paises escandinavos y de la Europa progresista con todo y el fracaso de las economías. Han decidido dejar de ser el 2%. Les avergüenza que el 98% mantenga a la oligarquía ventajosa.
Mientras éstas reflexiones suceden, hoy Nueva York, se encuentra desierto, la amenaza de la tormenta Sandy, obligó al alcalde Bloomberg, y al gobernador de New Jersey, Chris Christie, a tomar medidas de emergencia. El bajo Brooklyn y Long Island, han sido evacuados.
Por las siempre bulliciosas aceras ni una sola alma transita. Los automóviles se suceden como gotas de agua en el desierto. El sistema público de transportación cerró a las 7 de la noche, la mayoría de comercios, restaurantes y bares previeron enviar a casa a los empleados. Times Square mantiene los carteles luminosos a la espera que la falta de electricidad los apague.
En los edificios alrededor de la zona oeste, llegaron cientos de huéspedes temporales a resguardarse del meteoro. Los neoyorquinos desde septiembre once no se amilanan, igual, que cuando sucedió aquél gran apagón que mantuvo al estado en penumbra.
Platican cordiales, la camaradería producto de un siniestro próximo les regresa la calidad humana, la sonrisa, la solidaridad y la plática franca con cualquier desconocido.
La rudeza cotidiana quedó enterrada en el desván del olvido, hoy les une el peligro, la esperanza de regresar pronto al trabajo o a clases, todos se entretienen mirando el televisor, atentos a las últimas noticias, las alertas, los medidas obligadas, a beber cerveza y mitigar el miedo, sin confesarlo, con los amigos, familiares o aquéllos que obligados arribaron a sus hogares en busca de refugio.
Quién imaginaria que la ciudad que nunca duerme, algún día lo haría. Hoy es, ese día excepcional. Nueva York, espera expectante a Sandy. Lista para enfrentar la amenaza natural, dispuesta a no doblegarse.