Mauricio Carrera
Cuenta los corazones que tienes: el de la austera y golpeada Patria, el del hijo siempre presente pero lejano, el de tu literatura sin inmortalidad, el de las mujeres donde te has ido quedando, el del cuerpo achacoso y no ficticio, el de la amistad selecta y disfrutable, el de los libros que has leído y nunca leerás, el de las películas que te han dejado algo, el de la música que bailas y cantas, el del vagabundeo como una necesidad vital, el de los guisos que desde niño te saboreas, el del recuerdo de lo que fuiste y por ahí anda sin querer irse, el de tus padres y tus hermanos, el del futbol americano, el del desprecio por la injusticia, lo cretino y lo ignorante, el de perder el tiempo cuando se te antoje, el de tu mirada hacia el cielo, el de tu afán de aventuras, el de tu solitario espacio que llamas hogar, el de tus camisas azules tan tú mismo, el de los seres queridos que ya no están, el de la amada bella, con tacones, inteligente y tierna.