* Ignorar el mandato constitucional tiene graves consecuencias, como hoy lo muestra la renovada y prolija Ley del Amparo, con una retroactividad que despoja de todo aliento las ganas de invertir en México, a menos de que como Carlos Slim y Germán Larrea la legalidad les haga lo que el viento a Juárez, o como Ricardo Benjamín Salinas Pliego, que tiene el ingenio suficiente para defenderse contra todo y contra cualquier adversidad, salvo el tributo insalvable a la vida: el óbolo a Caronte. Hasta el más pintado debe pagarlo. Pero, ¿qué hacen hoy por los pobres? Nada más allá de las tarjetas del bienestar y esperar que fallezcan. Es el tributo al poder para atravesar el Estigia
Gregorio Ortega Molina
Dado que el acceso a la información de los actos de gobierno y la transparencia desaparecieron, desconocemos en absoluto la verdadera situación del sector salud, de los programas de prevención de desastres, de la disciplina de las fuerzas del orden y su compromiso con la sociedad -que parece nulo, como lo muestra la ejecución de Carlos Manzo, muy por encima de la pantomima presidencial del martes en el Zócalo-, de la reparación de calles, carreteras y puentes, para que no suceda como en el de La Concordia. Sólo en México se muere por baches y socavones.
A estas alturas debe quedarnos claro que adeudan a las farmacéuticas, y considerar que, con el proceder del Ejecutivo y la necedad de no honrar el contrato adquirido con los prestadores del servicio, al menos durante lo que resta de la edificación del segundo piso nunca habrá los medicamentos suficientes en los estantes del sector salud. Son los pobres los primeros que les valen… gorro.
Está bien que Omar García Harfuch descuelle y brille con el apoyo de la titular del Ejecutivo y las cabezas de Defensa y Marina. Pronto nos enteraremos que en esta aterida nación no se fallece únicamente por los balazos que sustituyen a los abrazos, sino como resultado de la lenidad de los gobernantes y los resultados letales de las políticas públicas para asegurar los cimientos de los segundos piso.
Todo indica que edificarán “su” proyecto de nación sobre los cadáveres de esos pobres que tanto dicen amar y defender, y sobre la enfermedad y decrepitud de las clases medias y la oposición, que no ata ni desata en un esfuerzo por levantar la cabeza y ponerse de acuerdo en conceptuar una respuesta inteligente para frenar la devastación de la República, en sus dos sentidos, territorial y legal.
Ignorar el mandato constitucional tiene graves consecuencias, como hoy lo muestra la renovada y prolija Ley del Amparo, con una retroactividad que despoja de todo aliento las ganas de invertir en México, a menos de que como Carlos Slim y Germán Larrea la legalidad les haga lo que el viento a Juárez, o como Ricardo Benjamín Salinas Pliego, que tiene el ingenio suficiente para defenderse, contra todo y contra cualquier adversidad, salvo el tributo insalvable a la vida: el óbolo a Caronte. Hasta el más pintado debe pagarlo.
Pero, ¿qué hacen hoy por los pobres? Nada más allá de las tarjetas del bienestar y esperar que fallezcan. Es el tributo al poder para atravesar el Estigia.
@OrtegaGregorio




