RODOLFO VILLARREAL RÍOS
Trascurría el tiempo y, en la prensa, se trataba de atemperar los acontecimientos que paso a paso arremetían en contra del gobierno del presidente Díaz Mori.
Este, a toda costa, buscaba utilizarla como muro de contención para evitar que se presentara un panorama de descontento generalizado. Especialmente en la región norte del país, sin embargo, los enfrentamientos armados se profundizaban cada día, mientras que todos se hacían conjeturas acerca de en donde estaba Madero. Demos un recorrido por los últimos ocho días del mes de noviembre en 1910.
El día 23, en El Tiempo, se mencionaba que, en Tijuana, a los aduaneros les ordenaron no permitir el paso a personas armadas que provinieran de los EUA. En Chihuahua, mientras que el gobernador aseguraba que las tropas permanecían leales, cuatrocientos individuos atacaban Parral. Asimismo, se informaba que “los revoltosos” en Gómez Palacio robaron 800 pesos. A la vez, se clamaba que en Nuevo Laredo todo estaba en calma. En medio de ello, la figura de Madero iba adquiriendo tonalidades de aparecido. Unos afirmaban que ingresó a México vía El Paso y otros lo ubican cruzando por Laredo. Para algunos andaba disfrazado de rural y varios lo vestían de charro. Al final, nadie sabía en donde se encontraba.
Desde Veracruz, La Opinión daba a conocer la muerte del teniente Pablo Yépez quien iba al frente de un destacamento del 12º batallón que se dirigía a Chihuahua. Con el agua en ebullición, volvía a aparecer Ireneo Paz quien, en La Patria, clamaba que en la prensa no se presentaran injurias y que lo publicado estuviera dentro de un marco de orden y paz teniendo cuidado sumo al mencionar los actos que alteraban la tranquilidad pública. El Imparcial actuaba como bocanada de oxígeno para el gobierno al destacar que en Parral los vecinos rechazaron a los insurrectos; los amotinados en Gómez Palacio habían sido derrotados. Asimismo, destaca que el general Lauro Villar Ochoa había rastreado la zona comprendía entre Las Vacas (hoy Ciudad Acuña), Coahuila y Nuevo Laredo sin poder encontrar al “revoltoso” de Madero.
En donde llegaron al colmo del “aquí no pasa nada, todo son mentiras…” fue en El Diario Oficial. Se aseguraba que “los hechos lamentables acontecidos…por ningun motivo pueden tener trascendencia para la paz y el orden públicos, permanentemente asegurados en la Nación”. Acto seguido, para respaldar dichas afirmaciones, desestimaba lo ocurrido en Puebla y reproducía los partes de los jefes militares en las zonas en donde se habían reportado enfrentamientos bajo la tónica de que nada de importancia representaban.
Para continuar alimentando el don de la ubicuidad en Madero, en la edición del 24 de noviembre, La Opinión citaba un cable emitido por la Prensa Asociada desde Ciudad Porfirio Díaz en donde se afirmaba que el coahuilense había lanzado una proclama auto invistiéndose como presidente provisional. A la par, en una nota originada en Eagle Pass, Texas, se afirmaba que Madero había sido capturado al pasar a México. Asimismo, se narraba que en Torreón y Parral continuaban los enfrentamientos. En El Tiempo, además de preguntarse en donde estaba Madero, se informaba que el comandante de las fuerzas federales en Ciudad Porfirio Díaz, el general García, declaró: “el general Díaz domina completamente la situación en toda la república”.
En El Heraldo Mexicano, lo mismo se informaba que el general Bernardo Reyes Ogazón seguía en Paris desde donde reiteraba su lealtad al presidente Díaz Morí, que se daba conocer el inicio de las obras de los que sería el Ferrocarril Panamericano entre México y Guatemala. Por su parte, El Imparcial reproducía una nota de The New York Evening Post en la cual se afirmaba que si el general Díaz lograba “sofocar los desórdenes se debería principalmente a los ferrocarriles que le habrán permitido transportar rápidamente las tropas a puntos distantes…”. En otro orden de ideas, desde Washington, John Pierpont Morgan anunciaba estar dispuesto a otorgar apoyo financiero al gobierno de México en caso de que fuera necesario.
Para el 25 de noviembre, en El Tiempo, Victoriano Agüeros aseguraba que “el movimiento revolucionario ha sido sofocado”. Y, para no perder lo que ya era costumbre, especulaba que, conforme a lo afirmado por el comandante de Ciudad Porfirio Díaz, Madero había sido herido en “un enfrentamiento entre sus tropas y doscientos rurales y la caballería al mando del coronel Fuentes y del teniente Valdés”. Al mismo tiempo, aseguraba que, en el resto del país, “la mayor parte de los revoltosos están presos”.
Mientras tanto, los ministerios de guerra y de gobernación aseguraban que Madero no estaba en México ya que permanecía oculto en los EUA, pero en caso de que viniera y fuera capturado, “será tratado no como jefe de una revolución sino como un malhechor y perturbador de la paz…”.
La insistencia de que nada sucedía era proclamada por las declaraciones, publicadas en La Opinión, del secretario de hacienda, José Yves Limantour Marquet, quien desde Paris “decía que los disturbios no eran serios y… los bancos no se encuentran con desconfianza, ni los grandes financieros de New York presentan signos de preocupación, ni dudas con relación a nuestro gobierno. En Londres, París y Berlín los valores continúan firmes y las bajas que han tenido son muy ligeras…”.
En La Patria, Ireneo elevaba gracias a Dios por que la conspiración hubiera sido descubierta. En otra nota, se daba a conocer que el capitalista estadounidense, William McKenzie traería colonos europeos a poblar el sur de Guerrero en donde se pensaba invertir capital para el desarrollo agrícola, minero y comercial. En El Imparcial, el ministro de guerra, general Manuel González De Cossío Tamayo, declaraba: “Esta revolución ha sido hecha por la prensa alarmista con sus noticias falsas y exageradas”. Ni duda cabe, seguramente una vez alineadas en los linotipos, las letras metálicas colocadas en las rejillas en lugar de que, una vez entintadas, se plasmaran en al papel, eran lanzadas para dañar al prójimo y empezaba la batalla.
El día 26, La Opinión le entraba al juego de las adivinanzas y especulaba acerca de quienes integrarían el gabinete del presidente Diaz Mori una vez que volviera a jurar el cargo. Y no podía faltar lo que ya iba adquiriendo carácter de entretenimiento cotidiano, especular acerca de Madero.
Ahora, era sobre que las compañías aseguradoras estadounidenses habían nombrado agentes especiales que se interesaban por la seguridad de Madero ya que este se encontraba asegurado por dos millones de dólares. Lo único que les faltó mencionar es que se metió de revolucionario para sacrificarse y que alguien más cobrara el monto mencionado, ni duda cabe la carencia de noticias provocaba que algunos empezaran a delirar.
En El Heraldo Mexicano, se reportaba que al recibir a los integrantes de la Sociedad Fraternal Oaxaqueña quienes fueron a ofrecerle sus servicios para lo que se ofreciera.
Además de agradecerles actitud tan generosa, el mandatario mexicano señaló: “El gobierno cuenta con los elementos suficientes para reprimir los pequeños grupos de sediciosos que pretenden trastornar el orden público; estos movimientos son en realidad de escasísima importancia, pero a los que la prensa les ha dado grandes proporciones, los atribuyo a combinaciones bursátiles, pues con la falsa alarma logran los negociantes la baja de nuestros valores; pero ello es una prueba más de la confianza que se tiene en nuestro país, pues sabiendo esos negociantes que el orden se restablecerá bien luego, dan con ello una demostración de esa misma confianza”.
En La Patria, Ireneo continuaba en modo progobiernista y aceptaba lo publicado en El Diario Oficial tres días antes en cuanto a que la prensa exageraba las noticias alrededor de la revuelta. Paz hacía profesión de fe en lo que dijera el gobierno al que consideraba lo suficiente honrado como para hablarle al pueblo con la verdad y coincidía con su perspectiva de que todo se trataba de desórdenes pasajeros.
Regeneración publicaba un recuento del tratamiento que la prensa estadounidense daba a la insurrección y al final, Ricardo Flores Magón daba casi por muerta la sublevación maderista y declaraba que, ante ello, el Partido Liberal Mexicano preparaba un movimiento “en contra del despotismo y la explotación capitalista”.
Mientras que por un lado la nota principal de El Imparcial era de que la tranquilidad reinaba en la república, por el otro daba a conocer que el doctor Eduardo Liceaga había inyectado a dos personas con el fármaco arsphenamine (Salvarsan), “el famoso 606”, desarrollado por el médico prusiano, Paul Ehrlich, con lo cual era factible combatir la sífilis.
Para el 27, un semanario en Morelia, El Centinela, calificaba de periódicos alarmistas a los de la capital de la república, al tiempo que los acusaba de inquietar al público con noticias espeluznantes de conspiraciones y pronunciamientos. El Imparcial daba la noticia de que los vecinos de Milpa Alta se ponían a la orden del presidente Díaz Mori para ir a combatir insurrectos. Pero no todo era inquietud, algunos continuaban su vida sin problemas ese era el caso de los aficionados a la esgrima quien en el Polo Club celebraron una competencia.
El día 28, El Heraldo Mexicano seguía preocupado sobre como habría de darse la ceremonia de toma de posesión del presidente Díaz Mori, informando que sería acompañado por siete diputados y siete senadores. Mientras tanto, en Chihuahua, 600 soldados derrotaban a 400 revoltosos. La Opinión retomaba la rumorología sobre Madero y aseguraba que aún no había salido de Texas.
El Imparcial presentaba, como muestra de que todo retornaba a la normalidad, el hecho de que las legislaturas de los estados daban un voto de confianza al presidente, el vicepresidente y su gabinete. El embajador estadounidense, Henry Lane Wilson, “reconoce que el orden se ha restablecido por completo”.
Por su parte el ministro de negocios extranjeros de la Gran Bretaña aseveraba que “el país [México] ha logrado un desarrollo admirable, estabilidad y poderío”. “The New York Herlad asegura que no tuvo importancia el movimiento sedicioso”.
Durante el penúltimo día del mes, el 29, en El Heraldo Mexicano se insistía que, de acuerdo con los telegramas oficiales, los acontecimientos no revistieron importancia ninguna.
En el mismo tenor andaba El Imparcial en dónde se negaba que hubiera levantamiento alguno en Oaxaca; la Cámara de Diputados continuaba con sus sesiones de manera normal; seguían arribando remesas de detenidos por andar de insurrectos; y en medio de esa paz, se daba a conocer que el día primero de diciembre serían inaugurados los salones del Casino Comercial que contará con “comedor, sala de baile, biblioteca, boliche, billares, etc.”
Al cierre del mes de noviembre, el día 30, El Heraldo Mexicano informaba que la toma de posesión del presidente Díaz Mori se realizaría en el Palacio de Minería al no concluirse las obras del Palacio Legislativo ubicado en la calle de Donceles, ahí en donde ahora sesiona la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México.
En El Tiempo, se insistía en que la rebelión había quedado atrás sin arrojar resultado alguno. Y, para no variar, especulaba que Madero, en compañía de su hermano Gustavo, viajaban hacia Washington en busca del reconocimiento del gobierno estadounidense. La Patria alababa el comportamiento de los miembros del ejército mexicano quienes demostraron su lealtad al presidente y en ningun momento humillaron a los vencidos (¿?)
Por su parte, en El Imparcial todo eran buenas noticias. Se mostraba una fotografía de los que sería el Palacio de Comunicaciones en la calle de Tacuba, la hoy sede del Museo Nacional de Arte. En igual forma, se presentaban los resultados del Censo en donde se informaba cuantas viviendas y edificios había en la Ciudad de México.
A la par, llegaban noticias desde París, no se trataba del nacimiento de nadie sino de que el presidente de Francia, Clément Armand Fallières, le ofreció un banquete en el Palacio del Eliseo al ministro mexicano de hacienda Limantour. Mientras tanto, en México, todo estaba listo para que el jueves 1 de diciembre de 1910, a las diez horas con veintiocho minutos, el presidente de la Cámara de Diputados, el doctor Manuel Flores, tomara la protesta al presidente Díaz Mori quien así iniciaba otro periodo presidencial. Algunos creyeron que aquello sería para siempre.
La realidad, sin embargo, terminaría por aparecérsele al mandatario de origen oaxaqueño y tres meses y medio después, pleno de pragmatismo, envió a New York a Limantour y al embajador mexicano en Washington, Francisco León De La Barra y Quijano para que negociaran una transición pactada con Francisco Ignacio Madero Hernández y Gustavo Adolfo Madero González, los acuerdos logrados serían materializados, en mayo de 1911, vía los Tratados de Ciudad Juárez. De lo que se trataba era de salvar la obra construida a lo largo de treinta y seis años, todo pudo haber salido como lo esperaba de no aparecerse los apetitos de poder que nada tenían de celestiales y sí mucho de terrenales, pero esa es otra historia que en noviembre de 1910 no era percibida.
Con esta colaboración concluimos la serie de cuatro escritos en los cuales hemos querido mostrar la forma en la cual se daba a conocer lo que fueron los inicios de un movimiento que, querámoslo o no, terminó por aprovechar parte de la obra realizada durante el gobierno del presidente Díaz Mori para edificar lo que habría de ser el Estado Mexicano Moderno, ese que nos permitió crecer y alcanzar el desarrollo que antes no se pudo lograr.
vimarisch53@hotmail.com
Añadido (23.48.179) Ahora resulta que la red social “X” se ha convertido en una especie del Tribunal de la Santa Inquisición al cual hay que tomarle parecer para ver que se puede expresar o no. De no caer dentro de lo que ahí se considera adecuado, de inmediato, al emisor de cualquier dicho se le coloca el “Sambenito y la Letra Escarlata” que lo convierte en candidato a la hoguera.
Añadido (23.48.180) En medio de esta oleada de que cualquier cosa que se diga puede ser ofensiva, les recomendamos un texto excelente que apareció el lunes anterior en La Crónica de Hoy, firmado por el periodista Rafael Cardona Sandoval, bajo el título: “El camino al silencio” https://www.cronica.com.mx/opinion/camino-silencio.html
Añadido (23.48.181) Nada que extrañar en la actitud de Pedro Sánchez Pérez-Castrejón, el presidente español. En lo doméstico, promueve el separatismo vía la amnistía. En el exterior, arremete en contra de Israel y, al igual que una gran cantidad de europeos, trata de vender a los terroristas islámicos como víctimas. Por más que quiera ocultarlo a la izquierda siempre acaba por asomarle el rabo.
Añadido (23.48.182) ¿Pues no que no que el fascismo estaba erradicado y el sujeto era odiado? La pregunta surge al enterarnos que, en Italia, varios negocios ofertan en sus aparadores figurillas con la efigie del Duce Benito.