Eduardo Sadot
Durante muchos gobiernos de Quintana Roo ha sido mundialmente conocido el abuso de los taxistas en perjuicio de los turistas, en redes sociales se repetía una vez hoy y un vez diario que los “señores de los taxis” sin el menor escrúpulo ni solidaridad con el destino turístico, abusaban en el cobro de pasajes llegando hasta – si se deja el turista nacional o internacional – cobrar hasta dos mil pesos o dos mil quinientos de la zona hotelera al aeropuerto o de la zona hotelera a Puerto Juárez.
Recientemente se hizo viral un video donde se observa la agresión de taxistas a turistas y particulares a quienes confundían con choferes de UBER, y agredían a los ocupantes de los vehículos como agreden a los choferes de las plataformas internacionales, a las que además los turistas internacionales están acostumbrados y familiarizados en su uso.
El empoderamiento del sindicato de taxistas, ha sido tal que inclusive desde hace muchos sexenios, las oficinas de tránsito para emitir licencias estuvieron “casualmente” en el mismo edificio de los taxistas, fue hasta el gobierno de Mara Lezama que se instalaron en el edificio de la Secretaría de Seguridad Pública.
Lo que derramó el vaso fue también, que recientemente se hizo viral el hallazgo de un cuarto de tortura en el sindicato de taxistas y lo que ya era conocido por la ciudadanía, que algunos miembros del sindicato de taxistas amenazados o “de motu proprio”, estaban vinculados a la delincuencia organizada, lo que obligó a los mismos líderes del gremio a admitir que su organización había sido infiltrada. Es de mencionar que han sido incapaces de ser competitivos incapaces de mejorar su servicio y ganar a las plataformas y antes su incompetencia han usado la fuerza y han provocado accidentes mortales.
En cualquier destino turístico la movilidad es el sistema circulatorio, en ese gremio, dio al traste con el centro tan importante de los años cincuenta a los noventas Acapulco Guerrero, hasta casi aniquilarlo convirtiéndolo en solo destino nacional y perdiendo su lugar internacional, que sumado a la ausencia de inversión en infraestructura hotelera, mantenimiento y promoción turística, más el control del crimen dejó su prestigio. Eso no sucederá en Quintana Roo, porque la gobernadora con sus acciones firmes es claro que no lo permitirá.
El tema del transporte – y lo ha entendido muy bien la gobernadora Mara Lezama – puede ser el detonador del turismo del estado o la tumba de Quintana Roo y los múltiples espacios privilegiados que reciben turismo. La jovencita y atractiva y aparentemente frágil gobernadora resultó con más energía, visión y pantalones como gobernadora, no le ha temblado la mano para poner orden, de manera sensible y convincente ha hecho saber a los quintanarroenses que si uno de los elementos – el transporte de taxistas – no se alinea y solidariza con todos los que trabajan y viven de la zona hotelera y el turismo, la ocupación hotelera se cae y con ello la economía del Estado y los ingresos del país México – que desde hace algunos años, la industria sin chimeneas, aporta mayores ingresos al país, al gobierno federal que el petróleo y otra fuente de ingresos.
Mara ha iniciado una reforma legislativa en materia penal y a la ley de movilidad que pone orden al gremio del transporte y respalda con ello a los miles o más de un millón de mexicanos, que viven del turismo en Quintana Roo y que no por un eslabón que desentona, se vulnerará el derecho al trabajo de los prestadores de servicios de plataformas, que también son mexicanos y tienen derecho a trabajar, ni dejará que ahuyenten a la principal fuente de ingresos, el turista.
Mara es una gobernadora sensible e incansable, tolerante pero no tonta, es evidente que en su entorno, hay aún personajes de partidos diversos a MORENA, insuflados y arrogantes – de lo que tenemos material para señalar después – que no han comprendido que la gobernadora es ella y es fiel a MORENA, que Mara, toda su vida ha privilegiado la vocación del Estado desde que llegó a Quintana Roo siendo una jovencita cargada de ilusiones.
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