Joel Hernández Santiago
Ahora resulta que la UNAM debe guardar silencio. O “ser prudente”, según dice la parte defensora de la ministra Yazmín Esquivel Mossa en lo que se refiere al procedimiento que inició el Comité Universitario de Ética de la Universidad Nacional Autónoma de México y que no debe hacerse público, según pudiera ordenar el mandato judicial.
El proceso sigue en marcha y se deberá resolver en base a las investigaciones que se lleven a cabo para definir con claridad si hubo o no hubo plagio en la tesis de la entonces estudiante universitaria para obtener el grado de Licenciado en Derecho. Por el momento nadie puede asegurar si lo hubo o no y será la autoridad universitaria y de justicia las que resuelvan el caso.
Pero mientras son peras o son manzanas la duda está en el aire y esta misma duda llevó a que quien era la candidata presidencial para ocupar la presidencia de la Suprema Corte de Justicia, la ministra Esquivel Mossa, se haya venido abajo y sea la ministra Norma Piña la que ocupe tal posición luego de un enorme debate político, académico, de justicia y mediático en México.
Por supuesto, esto no ha gustado nada a Palacio Nacional porque con este cambio abrupto se le cae la posibilidad de tener a un presidente -o presidenta- de la Corte afín a la presidencia de México y a su gobierno de la 4-T. Ya se sabe que durante meses la ministra Esquivel Mossa favoreció con sus decisiones como ministra a las propuestas presidenciales.
En todo caso resulta que este cambio disgustó tanto a Palacio Nacional que pronto comenzaron a emitirse mensajes en los que se desaprobaba el estado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de sus abogados y con descalificaciones a la ministra-presidenta.
La muestra más evidente fue cuando el 5 de mayo en Querétaro se agravió a la ministra Piña -representante del poder Judicial–, y al diputado Creel Miranda -representante del poder Legislativo—en una ceremonia esencialmente republicana y en la que, por lo mismo, es muy relevante la presencia e importancia de los tres poderes que integran al gobierno de la República.
Tres poderes de igual validez y fuerza en un sistema federal y republicano. Pero no. Se quiso priorizar al Ejecutivo y se criticó a la ministra por no ponerse de pie cuando se alababa al Ejecutivo.
Pero bueno. Al final de cuentas gana la independencia de poderes.
Y todo por la duda respecto de si hubo plagio o no de la tesis de la ministra Esquivel Mossa.
Y por la misma famosa tesis y su autora, ahora resulta agraviada la UNAM ya que la ministra promovió un amparo en contra de los procedimientos del Comité de Ética de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que investiga el posible plagio de su tesis de licenciatura.
De acuerdo con una notificación publicada el jueves 16 de febrero en el Consejo de la Judicatura Federal (CJF), el Juzgado Quinto de Distrito en Materia Administrativa de la Ciudad de México admitió a trámite el amparo y concedió una suspensión provisional a Esquivel Mossa.
Y al parecer se instruye a la UNAM para que no emita comentario, información o resultado alguno del análisis a fondo, con los testimonios de los dos alumnos involucrados, en tanto que también se presume que descalifica al Comité Académico de Ética que depende del Consejo General Universitario.
Independientemente de que se conceda el amparo definitivo, lo cierto es que la ministra utiliza toda su fuerza jurídica desde su altísima posición para evitar cualquier daño a su posición actual y cualquier daño a su trayectoria académica.
¿Por qué lo hace? Evidentemente tiene temor a que se conozca la verdad, cualquiera que sea. Una verdad que debe ser el principio y fin de las tareas de administración de justicia a la que se presume que está entregada en favor de las leyes y su buena aplicación limpia, transparente y sin mácula en favor de todos los mexicanos, uno a uno.
Por lo pronto esa famosa tesis ha removido a tres instituciones que debieran ser ejemplo de pulcritud y de bienhacer político, de justicia y académico.
La presidencia de México que no consiguió imponer a su ministra afín como presidenta de la SCJN; la Suprema Corte de Justicia que ahora tiene a una presidenta a la que le han echado toda la carga política adversa desde Palacio Nacional.
Y por supuesto a nuestra Máxima Casa de Estudios en México: la Universidad Nacional Autónoma de México, orgullo de todos quienes hemos estudiado en sus aulas, bajo la tutela de grandes maestros que nos entregaron las herramientas del conocimiento para contribuir en el engrandecimiento profesional de cada uno y con esto en el engrandecimiento de México.
Todo esto se ha trastocado. Todo esto también se ha transformado y de ello seguro llegarán nuevas lecciones de vida e institucionales:
La importancia del respeto a las leyes, a los procedimientos legales establecidos y la indispensable independencia y autonomía de instituciones que no deben estar sometidas a vaivenes o caprichos de poder: de un poder Ejecutivo muy mal entendido.